lunes, 13 de junio de 2011

Ni educación ni cultura

La nueva estructura del Ayuntamiento de Logroño que ha presentado hoy mismo la nueva alcaldesa de Logroño, Cuca Gamarra, no puede ser más decepcionante, pues establece lo que en apariencia son sólo ocho áreas, aunque en la práctica son más. En efecto, hay cuatro áreas que a su vez tendrán "delegaciones" (seis en total), con lo que el número total de áreas es de hecho de 14, en vez de las ocho teóricas. 

Por otro lado, el nombramiento como presidente del pleno de un concejal que durante sus cuatro años en la oposición se ha caracterizado por sus clamorosos silencios nos anuncia que durante este mandato bien podría representar el papel de "gran mudo" al frente de un órgano tan importante del Ayuntamiento capitalino.

Por lo que se refiere a algunas de las nuevas áreas, creo que hay que criticar severísimamente el hecho de que se separen dos áreas que están unidas en múltiples instituciones, Gobierno de La Rioja por ejemplo, como son las de Educación y Cultura, que hasta ahora constituían una concejalía delegada. Pero es más, la primera está incluida dentro de un popurrí de área como es "Familia y política social", lo que evidencia la importancia que el cuquismo va a dar a la Educación durante los próximos años: ninguna. Además, su responsable, Paloma Corres, no tiene ninguna experiencia en asuntos educativos, lo que refuerza la idea que acabamos de subrayar. Es más, este énfasis, nada nuevo, del cuquismo en la familia-familia-familia, me recuerda el discurso de antiguos próceres de la derecha y de la extrema derecha, como fueron sin duda y respectivamente José María Gil Robles, líder de la CEDA durante la II República, y el mismísimo Francisco Franco, dictador durante casi cuarenta años.

En cuanto a Cultura, el panorama no puede ser más negro. Separada de Educación, aparece incluida en otra área magmática como es "Comercio, Cultura, Turismo". ¿Qué relación, cabría preguntarse, tiene la Cultura con el Comercio? Para más inri, la nueva concejala de Cultura, Pilar Montes, ya demostró de lo que era capaz durante su efímero paso por la dirección general de Cultura del Gobierno de La Rioja. El nombramiento de esta auténtica Terminator cultural no puede ser más erróneo.

Para concluir esta primera valoración de urgencia del (des)gobierno del cuquismo al frente del Ayuntamiento de Logroño, habría que recordar que el clamoroso silencio de la alcaldesa en su toma de posesión sobre asuntos de Educación y Cultura se ha visto corroborado en una de sus primeras medidas, por lo que mucho nos tememos que sólo es un primer aviso de lo que queda por llegar: la incultura y la mala educación.